jueves, 15 de mayo de 2008

UN REENCUENTRO Y UNA DESPEDIDA

-Hola tía, cuánto tiempo sin vernos ¿verdad? Prefiero no quitarme las gafas de sol, hoy como ya sabes no es un buen día. He venido sola, ayer cogí un tren para poder estar hoy aquí, es la primera vez que me separo de Sara, la echo de menos, pero su padre la estará cuidando muy bien, si los conocieses te encantarían; al tío, aunque no los conoció mucho se que le cayeron bien, el te lo contará.

-Mamá, dame un clinex, por favor.

- Lo siento tía, no puedo evitar que de mis ojos caigan pequeñas gotas de agua, pero bueno como te decía se que el tío te contará como son Mauri y Sara aunque creo que ya lo sabes y que les habrás dado el visto bueno.

- Siento seguir con las gafas pero no quiero que la gente note mis ojos enrojecidos y no puedo evitar que estén así, me siento mal tía, me impresiona volver a estar aquí, delante de este agujero frío y se que tú estás ahí y ahora vas a dejar de estar sola, siento un vacío enorme, me viene todo el tiempo a la mente vuestra casa ahora vacía, esa imagen de la mesa camilla contigo en la silla de al lado de la cocina y el tío en su sillón.

- No puedo ver como lo deslizan junto a ti, tengo el corazón hecho un nudo, intento consolarme pensando que volvéis a estar juntos y ahora es para siempre.

-Mamá, no me sueltes, no te separes de mi.

- Os quiero mucho, y siempre vais a estar en mi corazón, pero no creo que venga a veros muy a menudo, estos sitios no me gustan, prefiero hablar con vosotros a distancia.
- Bueno, ya nos vamos, ha sido una visita rápida para acompañarte tío en vuestro reencuentro; ya estáis juntos de nuevo, gracias por haber formado parte de mi vida.

viernes, 9 de mayo de 2008

EL QUE VIVE ESPERANDO EL MAÑANA SE PIERDE EL DÍA DE HOY

Todas las mañanas Ana se levantaba, desayunaba un buen tazón de Cola Cao con cereales, se recogía su largo pelo rubio en dos coletas y salía a patinar durante al menos una hora, luego volvía a casa a ducharse para irse a trabajar en la empresa de Publicidad que fundó su padre, cuando salía del trabajo Ana siempre tenía planes, iba a cenar, a bailar, de copas, al cine... el caso era no estarse quieta.

Una noche Ana conoció a Nacho (eso fue hace quince años) y desde ese día siempre estuvieron juntos pero Ana ya no era la misma, ya no hacía todas esas cosas que solía hacer, a Nacho no le gustaba demasiado salir de casa.

Muchos días Ana llegaba con planes - Nacho, he pensado que este fin de semana podemos ir a hacer una ruta con piraguas pero la cara de Nacho lo decía todo, se quedaba serio y mirando a Ana empezaba a resoplar, cerraba los ojos, se tocaba la frente y seguidamente decía lo que Ana ya suponía – Mejor lo dejamos para otro día, ¿vale cariño?

La frase favorita de Nacho era: mejor lo dejamos para otro día; a Ana le daba rabia no hacer cosas – Nacho, somos muy jóvenes y parecemos unos setas siempre haciendo lo mismo, sin viajar, sin correr ningún tipo de riesgo, se nos va a pasar la vida sentados en un sofá. A lo que Nacho siempre contestaba que tenían toda la vida por delante, que ya harían todas esas cosas; ahora el trabajo le agotaba y quería descansar.

Un 14 de agosto para la celebración de los quince años de relación que llevaban juntos, Nacho consiguió unas entradas para un concierto de Hombres G que justo actuaban ese día; Ana llevaba años deseando ir a uno de sus conciertos pero su novio siempre decía que en otro momento, Nacho quedó con Ana a las siete de la tarde en casa, le dijo que fuera puntual (ella no sabía donde iban a ir) se pensaba que Nacho le habría organizado alguna cena romántica.

Nacho estaba en el sofá impaciente, deseaba que su novia entrara por la puerta para enseñarle las entradas y ver la cara que se le quedaba – No se lo va a creer se decía a sí mismo; entonces sonó el timbre de la puerta, Nacho se levantó del sofá – Ya se ha olvidado las llaves pensó; abrió la puerta con una gran sonrisa pero esta desapareció en cuanto Nacho vio que detrás de la puerta no se encontraba Ana sino una pareja de la guardia civil.

Pasados cinco minutos la puerta se cerró detrás de Nacho, sus ojos estaban rojos y las lágrimas empezaron a aflorar de ellos como si de un manantial se tratase, se hizo un ovillo en el suelo abrazando las entradas, Ana nunca iba a poder ir a ese concierto de Hombres G que tantos años llevaba esperando, Ana nunca iba a volver.

lunes, 28 de abril de 2008

EL HELADO DEL RATÓN

Todas las tardes después del colegio, Sara iba a la heladería de su padre, unas veces sola y otras con amigas o amigos; lo de los “amigos” a su padre no le gustaba tanto ya que Sara sería siempre su niña pequeña aunque ya tuviera diecisiete años y a cualquier padre le cuesta ver a sus hijas haciéndose mayores.

Una tarde después de clase de ciencias Sara fue a la heladería - ¿Papá, por qué tienen que hacer experimentos con los ratones? Acaso no se dan cuenta que los pobres animalitos no pueden defenderse; no quiero volver a clase de ciencias, estoy en contra del maltrato animal.

Después de escuchar a su hija, Mauricio intentó hacerle entender que hay muchos descubrimientos que no habrían sido posibles si no se hubiera experimentado con ratones; ella no parecía muy convencida aunque escuchó a su padre en todo momento sin replicar nada.

De repente, Sara metió la mano en el bolsillo de su abrigo, empezó a ponerse nerviosa, a mirar a todos lados, le cambió el color de su carita de niña buena – Sara, ¿qué pasa? preguntó su padre. Sara no sabía que decir – Bueno, es que... papá, de verdad lo siento yo no quería, pero... bueno... es que
- Sara, habla claro dijo su padre con voz seria.
- Papá, Bichito se ha escapado, lo tenía en el bolsillo y ahora no está. Puso cara de niña buena y le dio un beso a su padre para que no le regañara mientras le decía con voz dulce – por cierto, Bichito es un ratoncito muy mono que rescaté de la horrible profesora de ciencias.

Mauricio se quedó quieto, Bichito era un ratón y estaba danzando a sus anchas por la heladería – Sara, más te vale encontrarlo antes de que... pero un grito no le permitió terminar la frase, Sara miró a su padre con los ojitos agachados y los dos fueron corriendo a ver que pasaba aunque en realidad podían imaginarlo; asomaron la cabeza hacia el mostrador y allí estaba el pequeño ratoncito encima de un estupendo cucurucho de fresa. – ¡Bichito! Gritó Sara emocionada mientras se acercaba a la señora. – No se preocupe, es inofensivo, a él también le gustan los helados ¿ verdad Bichito?; tómese lo que quiera señora, Bichito le invita para disculparse por el susto que le ha dado.

Mauricio cambió la cara, Sara era una niña tan especial que sólo ella podía conseguir hacer reír a la señora después del susto que se había dado.

viernes, 25 de abril de 2008

GREGUERIAS Y EL LLANTO DEL BEBÉ

GREGUERIAS


Para un recién nacido, una madre es una teta.

Guardería: Cuidamos a tus hijos por 400 € al mes y de regalo virus todas las semanas.

Gracias a los estudiantes existe el boli BIC

Fumar sólo sirve para que llegue el autobús

El ordenador es el cerebro de los humanos

El chupete es el tapón contra el dolor de cabeza de los padres.





EL LLANTO DEL BEBÉ


Era pleno mes de Julio, Elena tenía ya una tripa enorme, sólo le faltaban cuatro días para salir de cuentas pero ella rezaba para que naciera ya; el calor era enorme y el peso de la tripa no le dejaba respirar.

Elena era rubia, con ojos claros, poquita cosa pero tenía algo que llamaba la atención de la gente hasta estando embarazada. Su marido, Carlos, era alto, castaño y con ojos verdes; siempre pendiente de Elena.

Habían salido de paseo cuando Elena notó algo; - Carlos, creo que estoy de parto - los dos se miraron entre emocionados y algo asustados; Elena no estaba segura, no había roto aguas pero notaba un dolor continuo que nunca antes había sentido.

Todo estaba preparado para cuando llegara este momento y el hospital estaba muy cerca de su casa, al llegar a urgencias le examinaron – Ya has dilatado 2 cm te vas a quedar ingresada – le dijo la matrona.

Un parto puede ser de muchas maneras, el de Elena fue estupendo, en cuatro horas tenía a su bebé pegado al pecho, era un niño precioso.

Elena y Carlos estaban emocionados, no podían dejar de mirar a Carlitos, era perfecto, rosadito, con las manitas un poco arrugadas, un montón de pelo y también unos grandísimos pulmones, Carlitos empezó a llorar a las diez de la noche; - cómo puede llorar tanto algo tan pequeño – decía su padre

Después de media hora sin poder callar a Carlitos llamaron a la enfermera, -perdone, el niño no para de llorar, ha comido, tiene el pañal limpio, estoy preocupada ¿no le pasará nada, verdad? – preguntó Elena algo preocupada; La enfermera sacó un chupete de su bata y lo puso en la boquita del pequeño, este inmediatamente se calló.
- el chupete es el tapón contra el dolor de cabeza de los padres- dijo la enfermera riendo.

lunes, 21 de abril de 2008

EN EL HOSPITAL

Dicen que estás en el hospital, pero eres fuerte y te vas a poner bien porque en tu casa te esperan tus colores, tus pinceles... las lilas, todos tus cuadros; seguro que tienes alguno a medias y lo tienes que terminar, y tus poesías y... esa alegría que inculcas a la gente cuando están contigo.

¿Sabes? nunca te lo he dicho, pero te quiero mucho. Tienes que ponerte bien y aunque ya no estemos en Manzanares voy a seguir yendo a verte.

Y sé que seguirás en tu cuartito, con tus cuadros y ese olor a pintura; merendaremos las magdalenas que tanto me gustan.

Ponte bien pronto


4/08/2003

PARA MI PRIMO NACHO

¿Por qué se lo llevó Dios?,¿por qué se lo llevó al cielo?, con solo sus dos añitos, ¿Por qué murió tan pequeño?

Era mi primo pequeño, el mas pequeño de todos; yo le quería muchísimo pues era muy cariñoso.

¿Qué hizo para merecerlo con solo sus dos añitos?, ¿por qué Dios se lo llevó?, ¿necesitaba angelitos?

INSTRUCCIONES PARA COMERSE UN HELADO

Un buen helado debe ser artesanal, hecho con productos naturales, sin aditivos ni conservantes; un helado no solo se come, hay que disfrutarlo y saborearlo.

En primer lugar, vete a la heladería, un helado debe comerse a la temperatura adecuada y esa no es la de el congelador de nuestra casa.

En segundo lugar, escoge el sabor o sabores; puedes tener un sabor favorito o quizás quieras probar algo nuevo, lo importante es estar seguro de que es el acertado, si el helado elegido no te gusta mucho no vas a disfrutarlo. Por eso, si no tienes claro qué sabor elegir, debes pedir al heladero que te deje probar alguno para ver si realmente es de tu agrado.

En tercer lugar, cuando tengas claro el sabor o sabores, debes decidir si quieres barquillo, tarrina, copa; según lo que elijas puedes tomar el helado chupándolo o con cucharilla.

En cuarto lugar, tendrás que decir si quieres añadir alguna otra cosa al helado como, por ejemplo, virutas de chocolate.

En quinto lugar, una vez hayas escogido todo, el heladero pasará a servirte el helado.

A continuación, siéntate y disfruta de cada momento, de cada cucharada; que nadie te interrumpa, porque si alguien lo hace, el helado se te derretirá y entonces ninguno de los pasos anteriores habrá servido para nada.

El helado es relajante, comerlo ayuda a quitar el estrés. Con solo estos seis pasos puedes ser más feliz.

DISFRÚTALO

LA SEGURIDAD DE LOS NIÑOS

Desde hace ocho meses, tengo una gran preocupación: la seguridad de los niños.
¿Por qué la tengo desde hace ocho meses? Muy fácil, porque es la edad que tiene mi hija y si no tienes hijos, no prestas la misma atención a las horribles noticias que hoy en día se ven en televisión acerca de niños.

Cuando yo era pequeña, iba sola al colegio, a comprar chucherías, a la panadería o a misa los domingos; pero ahora el hecho de que tu hijo salga solo de casa, aunque sea a la esquina, te hace temblar. ¿Quién te dice que no hay un loco detrás del portal que espera un descuido para robarte a tu pequeño?

¿Podemos estar los padres tranquilos? Hay niños desaparecidos desde hace mucho tiempo y no se sabe nada de ellos. ¿Se tiene alguna pista de dónde pueden estar? Durante algún tiempo cercano a la desaparición, todos los telediarios y programas hablan de la noticia, pero luego se olvida, hasta que desaparece otro niño y entonces recuerdan a los desaparecidos anteriormente; se sigue sin saber nada de ellos y si no se hubiera perdido otro niño nadie recordaría que siguen sin aparecer.

Y lo malo es que no podemos tener controlados a nuestros hijos las veinticuatro horas del día, sino que desde pequeños hemos de dejarles una cierta libertad, sería una locura pasearlos atados a una cadena por si los secuestran mientras miran los juguetes en el corte inglés o mientras en la playa juegan a las palas con sus amigos.

La verdad, me gustaría encontrar una solución a este grave problema, pero no creo que sea fácil. No sé quién puede darnos una solución, ni siquiera sé si la hay porque, por ejemplo, con el otro gran problema infantil que tenemos con los pederastas en los chats, los padres podemos intentar que los niños no usen los ordenadores inadecuadamente. Pero con las desapariciones, me gustaría saber si en realidad alguien puede hacer algo al respecto.

Espero que las investigaciones que se hayan hecho sobre los niños desaparecidos hoy en día y las que se sigan haciendo sirvan para algo y muy pronto todos los padres que están sufriendo sin saber nada de sus pequeños puedan volver a abrazarlos.

ANUNCIO DE LOS PELOCHOS 11888


Dos unos y tres ochos son los protagonistas de este anuncio. Son unos peluches numéricos muy graciosos, los unos son negros y más serios al contrario de los ochos que son alegres, dicharacheros y de color rojo.

Los pobres numeritos van camino de una boda cuando se quedan tirados en la carretera, el coche no les funciona.

Mientras los unos se dedican a poner el triángulo para avisar de la avería los ochos usan su teléfono móvil para pedir ayuda; una telefonista muy simpática les contesta al otro lado de la línea y les ofrece el teléfono de una grúa, pero los pobres Pelochos le cuentan que son los testigos del enlace y no pueden llegar tarde, por lo que la simpática telefonista les pasa con un taxi que soluciona el problema de estos muñequitos.

Soluciones inmediatas 11888

TEXTOS VARIOS A PARTIR DE LA PRIMERA FRASE

- La habitación estaba vacía y silenciosa, solo se escuchaba el crujir de la madera que se quemaba en la chimenea, la luz del sol entraba por el mirador y hacía brillar los cristalitos de una lámpara traída de París en 1846. Me tumbé en el suelo como me ponía de pequeña, cerré los ojos y me puse a soñar.


- La mirada de la muchacha solo expresaba extrañeza, sus ojos eran de un color grisáceo tan peculiar que no pude evitar mirarla fijamente, pero ni eso le hizo cambiar su expresión. Observaba todo sin decir una palabra, aunque estoy segura de que tenía miles de preguntas.


- Era un día de invierno inusualmente luminoso, ensillé a Viento y galopé hasta el lago donde el sol se reflejaba en el agua; desmonté y dejé a Viento pastando mientras yo observaba unas ardillas que habían salido a tomar el sol.

LA PRIMERA VEZ QUE SENTÍ DOLOR

¿Habéis sentido alguna vez miedo a la muerte? Yo sí.

Cuando tenía cinco años, apareció un primo de mi madre en el colegio, venía a recogernos a mi hermano y a mí, nos llevó a casa donde nos abrió mi madre que nos dijo: <el abuelo a muerto>; nunca podré olvidar ese momento.

Creo que fue entonces cuando empecé a sentir miedo, porque la muerte es algo que no puedes evitar, que llega en el momento más inesperado y no tiene problemas con la edad, le da lo mismo, simplemente llega y hace que los que nos quedamos en tierra lo pasemos muy mal.

Mi problema es que empecé a enfrentarme con la muerte desde muy pequeña, lo he seguido haciendo hasta hace muy poco tiempo y, desgraciadamente, lo tendré que seguir haciendo durante el resto de mi vida.

Hace unos diecisiete años fue cuando descubrí que esa sombra negra que nos persigue a todos no tiene piedad con nadie. Sí, me di cuenta de ello cuando murió mi primo Nacho; él solo tenía dos años y medio, y yo me pregunté en su momento y me sigo preguntando: ¿por qué se lo llevó Dios? Intento pensar que necesitaba angelitos.

Qué difícil es todo en esta vida, porque cuando pierdes a alguien tú te quedas aquí y tienes que seguir adelante, enfrentarte a una vida con un vacío que para algunas personas es un hijo, un marido, una mujer, una madre.

Yo admiro a mi abuela, creo que es la persona más fuerte que conozco. Antes de que yo naciera perdió a mi tío Pepe; luego, a mi abuelo; después, a mi primo Nacho y, al poco tiempo, a mi tío Javier (padre de Nacho). Si a mí me pasaran la mitad de cosas que a ella, me moriría.

Hace algunos años escribí algo que decía: <<¿Por qué ha de morir la gente? ¿Por qué han de morir los niños? ¿Por qué han de morir los abuelos? ¿Por qué han de morir los amigos?>> Hoy, a mis veintiocho años, sigo sin entenderlo.

¿No son los cinco años una edad muy joven para conocer el dolor? Ningún niño merecería pasar por ello, ninguno tendría que conocer ese dolor.

MIEDO A VOLAR

Tengo mucho miedo a volar, sobre todo al despegue y aterrizaje, no lo puedo evitar; se me encoge el estómago, me entran ganas de llorar, necesito coger la mano de la persona que lleve al lado (siempre es conocida, me niego a viajar sola en avión por miedo a perder los nervios), por eso me sorprendí a mí misma cuando de viaje de novios me fui a Japón, más de un día de viaje, dos transbordos y toda una experiencia.

Sí, mi marido tenía ganas de conocer Japón y aunque a mi me da mucho miedo volar siempre he dicho que nunca dejaré de ir a un sitio por miedo al avión, sería estúpido por mi parte y dejaría de conocer sitios maravillosos a los que en coche no puedo llegar.

Como he dicho anteriormente, el viaje a Japón duró más de un día. Nosotros salimos de Madrid a las once de la mañana, yo no dormí mucho la noche anterior para ir cansada y así intentar dormir, además llevaba un tranquilizante en el bolso por si me ponía muy nerviosa, pero no lo necesité. Volamos de Madrid a Roma. Como me pasa siempre que subo un avión, agarro la mano de mi marido mientras despegamos, ya que hasta que el avión no ha subido y deja de moverse de un lado a otro no me tranquilizo; cuando nos estabilizamos nos dieron de desayunar, por lo que me puse a comer para entretenerme y que el tiempo se pasase más rápido.

Llegamos a Roma, hay que aterrizar, otro nudo en el estómago y todo para parar una hora de nada y volver a despegar (no se me había quitado el nudo del estómago cuando ya lo tenía otra vez), pero esta vez el vuelo era más largo. Íbamos hasta Bangkok, por suerte teníamos asientos en la parte delantera del avión, no se movía nada, volábamos con la compañía Thai, creo que uno de los motivos por los que se me hizo más ameno el viaje fue la atención de las azafatas siempre impecables y encantadoras. Pues bien, después de cenar apagaron las luces y... ¡a dormir! Bueno, eso mi marido porque yo no pegué ojo en todo el trayecto, el no dormir mucho la noche anterior me sirvió de poco; pero no hay mal que por bien no venga, ya que como no podía dormir me dedique a leer y escribir.

Pasadas unas doce horas, llegamos a Bangkok, pero el viaje no había terminado, descansamos cuatro horas en el aeropuerto y volvimos a embarcar camino a otras ocho horas de viaje para llegar a Tokio. Por supuesto, otro nudo en el estómago, además nos tocó cola, cuando me di cuenta de donde teníamos los asientos, casi me muero pero, como he dicho antes <> yo llevaba muchas horas sin dormir y había muchos sitios libres a nuestro lado. Me pude tumbar, cerré los ojos y desperté en Tokio.

Horas y horas de avión, cada vez que aterrizaba o despegaba me moría de miedo, pero solo puedo decir que Japón es tan maravilloso que repetiría encantada la experiencia de cruzar medio mundo en esos bichos con alas que llaman aviones.

ANAA: Asociación de Amigos de los Animales

ANAA: Asociación de Amigos de los Animales

Son muchos, por desgracia, los animales abandonados todos los años; es muy fácil comprar un perro, un gato... pero cuando llega la hora de irnos de vacaciones, ¿qué hacemos con el perro? ¡Lo abandonamos!

Parece muy duro, pero es así, la gente no tiene escrúpulos y dejan tirados a los animales en cualquier cuneta.

ANAA se encarga de cuidar a los animales abandonados. La mayor parte de la gente es voluntaria y dedican su tiempo libre a ayudar a estos pobres animales, que, por desgracia, no han tenido la suerte de dar con una familia decente.

¿Qué hay que hacer para ser voluntario? ¿Qué hace un voluntario? Solo hay que tener ganas de ayudar, las funciones dependerán de cada persona, pero generalmente lo que hay que hacer es mantener el albergue, cuidar a los animales, atender a aquellas personas que se acercan con la intención de realizar una adopción...

Los animales pueden llegar al albergue porque alguna persona los ha encontrado sin dueño ni destino, algunas veces los propios voluntarios han ido en busca de animales que han visto abandonados en el campo o en una carretera.

Y no es solo recoger un perro o un gato y listo, la mayoría de las veces los animales llegan desnutridos, con heridas, con enfermedades; por eso los ponen siempre en cuarentena, para ver como evolucionan y que puedan empezar a recuperarse

Una vez recuperados, estarán listos para ser adoptados y eso sucede cuando una persona llega al albergue con ganas de tener un animal. Por regla general, cuando una persona va a realizar una adopción no abandona. Suelen desentenderse de aquellos que han comprado en una tienda, porque el niño pequeño quiere un perrito para su cumpleaños; es muy fácil comprar, pero luego hay que cuidarlo.

Hay otras formas de ayudar sin ser voluntario como es apadrinando un animal, se puede hacer desde la página web de la asociación.

Gracias a ANAA, hay muchos animales que son adoptados en España y otros países.

¿Cómo continuarías la frase "Quién le iba a decir a Inés que acabaria siendo una especialista?"

Quién le iba a decir a Inés, que acabaría siendo una especialista; con solo quince años la habían expulsado del colegio varias veces, le habían puesto varios partes en dirección y además... era una chica problemática; no le gustaba estudiar ni leer ni ver documentales en la televisión; solo se preocupaba por sus amigos, salir de fiesta, saltarse las clases, ir a la bolera y gritar a todas horas: ¡soy feliz a mi manera!, ¡odio el colegio y a los profesores!, ¡soy rebelde porque me gusta!; Inés, esa chica problemática, dio un giro a su vida cuando conoció a José Luis, quien le enseñó a ver las cosas de otra manera, la metió en el mundo del arte y le enseñó todo lo que sabe.

Mis primeras letras

Cuando era pequeña, cogía un folio en blanco, pensaba en algo o alguien y me ponía a escribir.

Si estaba triste cogía, de nuevo, un folio en blanco y escribía, pero entonces lo hacía dirigiéndome a mi abuelo, que murió cuando yo tenía cinco años. Creo que siempre pensaba que, desde el cielo, me vería escribir y me ayudaría a solucionar mis problemas.
Lo último que escribí fue cuando murió mi tía Matilde, ella sí escribía bien, tengo un libro con sus poesías y no me canso de leerlas, sobre todo la que habla de sus hermanas y de ella cuando eran pequeñas.

¿Por qué os cuento esto? Simplemente, porque ahora no es tan fácil escribir, quizá por falta de tiempo, por falta de concentración, no sé, pero las palabras no me salen.

Mi marido dice que se me da bien escribir. ¡Amor de marido! Pero ese amor ha ayudado a que inicie este curso de Redacción y Estilo.

Sí, y ahora me habéis mandado que escriba un texto utilizando las sustantivos pus, tragaluz y detonante.

No sé, se me ocurren tantas tonterías… por ejemplo, se me pasaba por la mente contar cuando me caí de la bici por culpa de mi hermano y cada vez que me cicatrizaba la herida, tenían que abrírmela de nuevo, para limpiarme todo el pus que se acumulaba dentro, creo que ese fue el detonante, para que no volviese a montar en bici.

También se me había ocurrido que podía escribir una historia que terminase con un final romántico y feliz, en el que una pareja se besara, mientras por el tragaluz los iluminaba la luna.

¿Qué os parece? Son historias un poco simples ¿verdad?

Creo que tengo que madurarlas.

Ya decía yo que escribir era muy complicado.

A Quique Peláez le toca la lotería

Mensaje de Quique Peláez para su mujer

Cariño, no te lo vas a creer, ¡nos ha tocado! Por fin, después de tantos años jugando. Si ya te decía yo, que algún día nos tocaría.

¿Te das cuenta de todo lo que vamos a poder hacer? Dile a la niña que le compramos el piso, ya no tiene excusa para no casarse, je, je, je, ¡Qué alegría!

Por fin, vamos a poder montar la heladería. Voy a redactar una carta para mi jefe, no me lo creo, soy tan feliz.

Nos vemos luego en casa, un beso.

¡Te quiero mucho!

Mensaje de Quique Peláez para su jefe

Estimado Yago:

Después de tantos años trabajando contigo, de que fueras tú quien me dio esa primera oportunidad y me enseñaras todo lo que sé, hoy en día, tengo que comunicarte que voy a dejar mi puesto de trabajo.

Por fin, se ha cumplido ese sueño que comenté contigo alguna vez. Voy a montar mi propia empresa, la heladería con que tanto he soñado. Me ha tocado la lotería y eso lo ha cambiado todo.

Puedes contar conmigo para lo que necesites, hasta que encuentres a alguien que me sustituya.

Un fuerte abrazo.

Quique Peláez

Mensaje de Quique Peláez para su madre

Mamá:

¡Soy tan feliz! Esta mañana he comprado el periódico y me encontré con la maravillosa noticia de haber ganado el premio gordo de la lotería.

Después de tantos años, soy feliz por haber heredado ese número de papá, porque, aunque él no pueda verlo, voy a poner en marcha ese sueño de montar la heladería.

Mamá, este premio también te pertenece. Ven a vivir a Madrid, ayúdame con la heladería.

Te quiero.
Quique Peláez