Tus manos, nunca voy a olvidar esa piel arrugada, con las
venas marcadas. Arrugada pero suave; esas manos que sujeté hasta el último
suspiro, hasta que la fuerza con la que sujetabas mi mano desapareció…
“Ángela, Ángela ¿me escuchas?” Gritaba el médico
“Mamá, mamá ¿oyes a Carlos?” Gritaba la tía Teté
Y mientras, mamá y yo nos mirábamos, y yo me daba cuenta que
esta vez no era un mareo, esta vez te ibas para siempre.
Sigo sintiendo la fuerza que te quedaba en mi mano, no me
quisiste soltar y eso me hace pensar que así no te sentiste sola, porque además
mamá te abrazaba y te decía todo el tiempo: “mamá, estoy aquí contigo”
Se fue tu último suspiro, dejaste de estar con nosotras para
irte con el abuelo.
Te Quiero