lunes, 21 de abril de 2008

LA PRIMERA VEZ QUE SENTÍ DOLOR

¿Habéis sentido alguna vez miedo a la muerte? Yo sí.

Cuando tenía cinco años, apareció un primo de mi madre en el colegio, venía a recogernos a mi hermano y a mí, nos llevó a casa donde nos abrió mi madre que nos dijo: <el abuelo a muerto>; nunca podré olvidar ese momento.

Creo que fue entonces cuando empecé a sentir miedo, porque la muerte es algo que no puedes evitar, que llega en el momento más inesperado y no tiene problemas con la edad, le da lo mismo, simplemente llega y hace que los que nos quedamos en tierra lo pasemos muy mal.

Mi problema es que empecé a enfrentarme con la muerte desde muy pequeña, lo he seguido haciendo hasta hace muy poco tiempo y, desgraciadamente, lo tendré que seguir haciendo durante el resto de mi vida.

Hace unos diecisiete años fue cuando descubrí que esa sombra negra que nos persigue a todos no tiene piedad con nadie. Sí, me di cuenta de ello cuando murió mi primo Nacho; él solo tenía dos años y medio, y yo me pregunté en su momento y me sigo preguntando: ¿por qué se lo llevó Dios? Intento pensar que necesitaba angelitos.

Qué difícil es todo en esta vida, porque cuando pierdes a alguien tú te quedas aquí y tienes que seguir adelante, enfrentarte a una vida con un vacío que para algunas personas es un hijo, un marido, una mujer, una madre.

Yo admiro a mi abuela, creo que es la persona más fuerte que conozco. Antes de que yo naciera perdió a mi tío Pepe; luego, a mi abuelo; después, a mi primo Nacho y, al poco tiempo, a mi tío Javier (padre de Nacho). Si a mí me pasaran la mitad de cosas que a ella, me moriría.

Hace algunos años escribí algo que decía: <<¿Por qué ha de morir la gente? ¿Por qué han de morir los niños? ¿Por qué han de morir los abuelos? ¿Por qué han de morir los amigos?>> Hoy, a mis veintiocho años, sigo sin entenderlo.

¿No son los cinco años una edad muy joven para conocer el dolor? Ningún niño merecería pasar por ello, ninguno tendría que conocer ese dolor.

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