lunes, 28 de abril de 2008

EL HELADO DEL RATÓN

Todas las tardes después del colegio, Sara iba a la heladería de su padre, unas veces sola y otras con amigas o amigos; lo de los “amigos” a su padre no le gustaba tanto ya que Sara sería siempre su niña pequeña aunque ya tuviera diecisiete años y a cualquier padre le cuesta ver a sus hijas haciéndose mayores.

Una tarde después de clase de ciencias Sara fue a la heladería - ¿Papá, por qué tienen que hacer experimentos con los ratones? Acaso no se dan cuenta que los pobres animalitos no pueden defenderse; no quiero volver a clase de ciencias, estoy en contra del maltrato animal.

Después de escuchar a su hija, Mauricio intentó hacerle entender que hay muchos descubrimientos que no habrían sido posibles si no se hubiera experimentado con ratones; ella no parecía muy convencida aunque escuchó a su padre en todo momento sin replicar nada.

De repente, Sara metió la mano en el bolsillo de su abrigo, empezó a ponerse nerviosa, a mirar a todos lados, le cambió el color de su carita de niña buena – Sara, ¿qué pasa? preguntó su padre. Sara no sabía que decir – Bueno, es que... papá, de verdad lo siento yo no quería, pero... bueno... es que
- Sara, habla claro dijo su padre con voz seria.
- Papá, Bichito se ha escapado, lo tenía en el bolsillo y ahora no está. Puso cara de niña buena y le dio un beso a su padre para que no le regañara mientras le decía con voz dulce – por cierto, Bichito es un ratoncito muy mono que rescaté de la horrible profesora de ciencias.

Mauricio se quedó quieto, Bichito era un ratón y estaba danzando a sus anchas por la heladería – Sara, más te vale encontrarlo antes de que... pero un grito no le permitió terminar la frase, Sara miró a su padre con los ojitos agachados y los dos fueron corriendo a ver que pasaba aunque en realidad podían imaginarlo; asomaron la cabeza hacia el mostrador y allí estaba el pequeño ratoncito encima de un estupendo cucurucho de fresa. – ¡Bichito! Gritó Sara emocionada mientras se acercaba a la señora. – No se preocupe, es inofensivo, a él también le gustan los helados ¿ verdad Bichito?; tómese lo que quiera señora, Bichito le invita para disculparse por el susto que le ha dado.

Mauricio cambió la cara, Sara era una niña tan especial que sólo ella podía conseguir hacer reír a la señora después del susto que se había dado.

No hay comentarios: